Colombia ocupa el alarmante segundo puesto en Latinoamérica, después de Venezuela, de embarazos adolescentes, con un 19,5%, siguiéndole Argentina, Chile y Perú.
Una de cada cinco adolescentes, según la Encuesta Nacional de Demografía y Salud (ENDS), realizada en 2010 por Profamilia, estaba embarazada o ya habían sido madres. La mitad de estas menores dijo que habían pensado tener un hijo pero más adelante.
El número de niñas que se embarazan en edad temprana crece en el mundo, mucho más en los países pobres en los cuales no hay acceso a la planificación ni a la educación. Por ser un tema complejo, las autoridades mundiales no se ponen de acuerdo en la mejor manera de prevenirlo, ya que se entrecruzan factores como la pobreza, la inequidad de género, el abuso sexual, la disfunción de las familias y la dificultad de los menores de adquirir y usar los métodos anticonceptivos.
El consenso de los médicos es que el cuerpo de las niñas no está preparado para gestar un bebé. De hecho, las mayores complicaciones gestacionales reportadas por los obstetras son la preclampsia, parto pretérmino, ruptura prematura de membranas, bajo peso al nacer, complicaciones posparto y alta incidencia de cesáreas.
Una niña o adolescente embarazada tiene mayor probabilidad de abandonar sus estudios y entrar a la cadena de pobreza, ya que necesita trabajar para sostener a su bebé o queda dependiendo económicamente de la familia. Se sabe, además, que estas menores son sometidas a discriminación y humillaciones, especialmente, si no son apoyadas por sus parejas, que en la mayoría, también son menores de edad.
A finales de 2015, Colombia deberá tener una tasa igual o inferior al 15% de embarazos adolescentes. Desde el Estado, hasta los padres de familia, pasando por los educadores y las instituciones privadas, tenemos el deber de crear estrategias de comunicación y afecto, para que los menores se eduquen en valores, autonomía y toma de decisiones que contribuyan a una sexualidad plena, sin que estén obligados a cambiar sus juegos y sueños por un hijo.
Otras preocupantes estadísticas sobre el embarazo adolescente son:
• Una de cada cinco niñas en el mundo, habrá sido madre antes de los 18 años.
• Si la madre es menor de edad, aumenta el riesgo de muerte para el recién nacido en un 60%.
• En los países desarrollados, el riesgo de una mujer de morir por causas relacionadas con el embarazo y parto, es de 1 entre 3.800, comparado con 1 entre 150 en países en desarrollo.
• Diez millones de niñas menores de 18 años se casan cada año, el equivalente a 25.000 por día.
• Las complicaciones de un embarazo son la primera causa de muerte mundial entre niñas y adolescentes del rango de 15 a 19 años.
*Informe Save the Children, 2012.