lunes, 24 de noviembre de 2014

Di NO a la violencia contra la mujer



El 25 de noviembre de cada año se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, en honor a las activistas políticas y hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal en República Dominicana, asesinadas brutalmente en 1960, por orden del presidente de esa época Rafael Trujillo.

Desde 1999, la ONU hace un llamado vehemente a los gobiernos de todo el mundo para que cese la agresión, discriminación y situaciones de desigualdades contra las mujeres, no sólo con leyes que promuevan el respeto y la equidad, sino con acciones educativas que cambien el concepto anacrónico de la supuesta inferioridad femenina. En 1981, en el I Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, celebrado en Bogotá, ya se había propuesto celebrar el 25 de noviembre, una jornada anual que promoviera la reflexión y denuncia de las violencias contra las mujeres.

Los números, aunque fríos, revelan la triste situación de las mujeres en todo el mundo. Veamos algunas estadísticas de la ONU:

  • El 70% de las mujeres ha sufrido algún tipo de violencia en sus vidas, independiente de la edad, raza, condición social o económica.

  • Un 80% de casi dos millones de personas que son sometidas a esclavitud, prostitución o matrimonio forzado, son niñas y mujeres.


  • ONU Mujeres reporta que 1 de cada 3 mujeres ha sido víctima de violencia física o sexual, principalmente por su pareja.

El lema de este año es UNETE para poner fin a la violencia contra las mujeres y el color naranja será el símbolo en los barrios, las escuelas, tiendas y negocios de las ciudades que se quieran unir a esta campaña, que se extiende hasta el 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos. Serán 16 días de activismo contra la violencia de género, oportunidad única para sumar esfuerzos contra esta pandemia que afecta a más de la mitad de la población mundial.

¿Por qué hay que luchar contra la violencia a las mujeres?

  • En primer lugar, porque todos los seres humanos, sin importar el género, tienen derecho a una vida libre y digna. La violencia de género es llamada así porque precisamente, en razón al hecho de ser mujeres, es que ellas son maltratadas y discriminadas; otras razones quizás se argumentan como el hacinamiento, el alcoholismo, el machismo y muchas más, pero la violencia es básicamente una relación de poder en la cual se cree que ellas deben ser sometidas y violentadas.

  • La violencia contra las mujeres aumenta el círculo de pobreza y la desigualdad e impide el avance de las sociedades en temas fundamentales como la paz, la lucha contra el VIH/SIDA y los embarazos en adolescentes.

  • La libertad y la autonomía forman parte de la dignidad humana y no se les puede desconocer o negar a las mujeres. Durante siglos, los cuerpos femeninos han sido dominados, controlados, torturados y destrozados basados en creencias, prejuicios e ideologías atropelladoras y misóginas que ven a la mujer como cuerpo reproductor u objeto de placer masculino.

  • Las mujeres son sujetos sociales de derechos que contribuyen al desarrollo en todos los ámbitos (Política Pública Nacional de Equidad de Género para las Mujeres, 2012).Si esos derechos son impedidos por diversas formas de discriminación, sus capacidades y potencialidades no podrán avanzar, afectando su propio desarrollo humano, así como el de sus familias y comunidades.

Todos podemos ayudar a avanzar a nuestras mujeres con el reconocimiento pleno de sus derechos a vivir una vida libre de desigualdad y violencia.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

Prevención del abuso sexual infantil




Imagínate que cada hora te informaran que 228 niños son explotados sexualmente en una parte del mundo. ¿Cada hora? No lo puedo creer; debe ser mentira o amarillismo de los periodistas para vender más, dirán varios. Pues nada de eso; es la terrible verdad de lo que sucede a diario y cada hora, en América Latina y el Caribe.

La información de Unicef revela que entre el 70% y el 80% de las víctimas de abuso sexual son niñas, incluidas las bebés y, en la mitad de los casos, los agresores son familiares o viven con las víctimas.

El abuso sexual infantil no se refiere solamente a las violaciones físicas sino también a contactos o interacciones entre un niño y un adulto, en los cuales este último usa al menor para estimularse sexualmente, para estimular al menor de edad o a otra persona adulta o menor de edad también.

Las relaciones incestuosas, la prostitución infantil, el turismo sexual infantil, la toma de fotos o videos en situaciones íntimas, los tocamientos o caricias, la seducción verbal explícita, la masturbación o relaciones sexuales en presencia de los pequeños, la exposición de los genitales o cuerpos desnudos a un niño, la invitación a ver pornografía y las solicitudes sexuales de todo tipo a un niño, conforman la larga lista de conductas sexuales abusivas.

Cerrar los ojos y ser indiferente ante tanta crueldad ayuda, de alguna manera, a que el abuso sexual infantil siga ocurriendo en nuestra casa, vecindario o comunidad.

¿Cómo podemos contribuir a su prevención, desde el hogar, barrio o escuela?


  • Los adultos somos responsables del cuidado de los niños, así no sean nuestros hijos. La comunicación franca, el afecto y la vigilancia son tres ingredientes importantes para lograr una red de apoyo que garantice el bienestar de los menores. 

  • A los niños se les enseña que guardar un secreto es parte de sus juegos. Los abusadores se aprovechan de esto y los chantajean o amenazan para que su víctima guarde el secreto de los dos. ¿Cuál es la contra? Decirle a los niños que hay secretos 'buenos' y secretos 'malos' y que estos últimos son los que le causan incomodidad, miedo, dolor o sensación de que algo malo pasa. Así aprenderán a revelar alguna situación de abuso sexual que estén sufriendo. 

  • El entorno intimidante que los niños perciben en muchos hogares es un aliciente para el abuso sexual. Si los padres amenazan, regañan y castigan por cualquier cosa, el menor no tendrá la confianza para contar el abuso ya que puede pensar que será castigado por haber hecho “algo malo”. 

  • La excesiva confianza perpetúa el abuso sexual infantil. Desconfía aunque sea un poquito de las personas que rodean al niño, sin importar el vínculo que tengan. Es duro, ¿verdad? Sí, pero real. La mayoría de abusadores son personas de las que nadie sospecharía: el papá o padrastro, el abuelo o tío, el primo o hermano, el profesor o líder religioso. Ve más allá de lo que perciben tus ojos y oídos y agudiza todos tus sentidos. 

  • Cree en tu hijo. Si se niega reiteradamente a acudir a la escuela o a quedarse con alguien solito en casa, indaga sobre las probables causas. De igual manera, si el pequeño se muestra ansioso o asustado, no quiere dormir o comer, cambia su comportamiento sin aparente causa, o vuelve a orinarse los pantalones, háblale con confianza y amor o acude al médico o institución de protección cercana para que te asesoren.

No seas indiferente ni postergues lo que tienes que hacer en beneficio de millones de niños y niñas que en este preciso momento están siendo abusados sexualmente.

(Imagen: Shutterstock)