Por: El Espectador – Colombia
El Gobierno Colombiano autorizó $250.000 millones para la prevención de los embarazos en adolescentes.
Con la promesa de invertir recursos por cerca de $250 mil millones en tres años y crear una sinergia entre las agencias estatales vinculadas a la problemática, Colombia decidió por fin tomar por los cuernos el problema del embarazo adolescente y dio un gran paso hacia su reducción, tal y como se había comprometido a hacerlo al suscribir los Objetivos del Milenio de las Naciones Unidas.
Se trata de un flagelo que históricamente ha sido visto como un problema de salud, pero que tiene que ver hasta con el crecimiento de un país, dado que el embarazo de las menores de edad suele ir de la mano con fenómenos como la deserción escolar, la reproducción del ciclo de la pobreza y el ingreso al aparato productivo en condiciones desfavorables.
Según la Encuesta Nacional de Demografía de 2010, presentada por Profamilia, una de cada cinco adolescentes estaba en proceso de gestación o ya habían sido madres. El 64% de ellas reconocieron que sus embarazos eran no deseados y sólo la mitad dijo que había pensado en tener un hijo, pero más adelante.
La política que el Gobierno Colombiano lanzó va más allá de la asignación de recursos y actividades específicas —lo cual ya es atípico para un documento Conpes como el que consagra la política contra el embarazo adolescente—, también cambia el enfoque para el abordaje de la problemática.Por esta razón el nuevo modelo no le asigna funciones sólo al Ministerio de Salud, sino que lo hace con las carteras de Trabajo, Educación, Cultura, entre otras.
Expertos como Claudia Gómez, directora nacional de Investigaciones de Profamilia, destacaron que por primera vez una política de este tipo esté acompañada del respaldo de la chequera estatal para garantizar que no se quede en palabras.
Gómez cree que para el éxito de la iniciativa es necesario atender tres aspectos: el primero es la calidad de la información que tienen los adolescentes frente al tema. El 88% ha sido instruido sobre la anatomía, pero sólo el 20% habla de cómo concertar con su pareja las relaciones sexuales y el uso de anticonceptivos.
El segundo, dar un tratamiento diferencial a las adolescentes embarazadas que viven en pareja y a las que no. Ello porque, contrario a lo que muchos podrían creer, la planificación es menos frecuente entre las parejas estables.Y en tercer lugar, Gómez insiste en que hay que incluir a los hombres en la problemática del embarazo adolescente.
La nueva estrategia gubernamental comenzará a aplicarse como plan piloto en 181 municipios de Colombia, de los departamentos más afectados por este tipo de embarazos. Así, por ejemplo, 32 municipios de Antioquia, 15 del Valle, seis de Atlántico y nueve de Bolívar serán escenario de las primeras acciones en los próximos meses.
Al final del ejercicio, en 2015, Colombia deberá tener una tasa igual o inferior al 15%, hecho que no habrá eliminado el problema y probablemente tampoco marcará el final de sus causas, pero sí habrá evitado los 6.500 nacimientos anuales de niños que deben ser criados por mujeres a las que de un momento a otro —y tal vez sin llegar aún a la madurez física— les cambió su rol en la sociedad colombiana. Mujeres que por alguna razón pasaron de ser las protegidas de la casa a las protectoras y responsables del futuro de bebés no deseados.