26
de septiembre día de la prevención del embarazo adolescente
*Emma es una bachiller de 17 años que acaba de ingresar a las filas de los jóvenes que no tienen dinero para entrar a la universidad ni consiguen trabajo porque les exigen tener experiencia.
Su madre falleció en un accidente de tránsito cuando Emma era pequeña y nunca conoció a su padre. Una tía materna se encargó de la crianza de ella y su hermana mayor pero no tiene buena relación con su tía-mamá porque es maltratadora y todo el tiempo reniega de su situación económica culpando a sus sobrinas de su pobreza.
Hace dos semanas Emma se enteró de que estaba embarazada y se encuentra muy angustiada porque sabe que su tía la echará a la calle si conoce su situación. Su novio de tres años, compañero de colegio y sin poder capacitarse como ella, le dice que no entiende lo que sucedió porque siempre usó condón y es tan pobre como ella.
Esta historia real forma parte del 17 por ciento de adolescentes colombianas, entre los 15 y 19 años, que están embarazadas o ya lo han estado. Si Emma decide tener su bebé aumentaría el 14 por ciento de madres adolescentes que hay en nuestro país, agravando aún más un problema de salud pública que preocupa a las autoridades y entes de salud públicos y privados.
¿Cuáles son los factores que contribuyen al embarazo adolescente?
Tradicionalmente se ha hablado de la edad temprana de inicio de las relaciones sexuales de los adolescentes, del desarrollo físico precoz de las niñas, de la globalización y acceso de los jóvenes a diversos estilos de vida, a la mayor libertad en la adolescencia y, finalmente, a la influencia de la publicidad y medios de comunicación que hacen ver el sexo como algo divertido y sin mayores consecuencias.
Sin embargo, no podemos pecar de simplistas y quedarnos ahí. La situación económica de nuestro país que obliga a las menores a ingresar desde niñas al mercado laboral, así como fenómenos de violencia como los desplazamientos forzados y el maltrato intrafamiliar, empujan a las adolescentes a abandonar la escuela, adoptar comportamientos de adultas que cuidan de sus hermanos menores y a abandonar temprano sus hogares por el abuso sexual al que son sometidas.
Aunque las ciudades grandes como Bogotá, Medellín y Cali, presentan índices altos de embarazos adolescentes, las comunidades pequeñas son proporcionalmente preocupantes; dentro de estas, las poblaciones afrodescendientes, rurales o indígenas también revelan cifras altas de gestaciones tempranas.
Aunque las ciudades grandes como Bogotá, Medellín y Cali, presentan índices altos de embarazos adolescentes, las comunidades pequeñas son proporcionalmente preocupantes; dentro de estas, las poblaciones afrodescendientes, rurales o indígenas también revelan cifras altas de gestaciones tempranas.
Según la Encuesta Nacional de Demografía (2010), el 64 por ciento de adolescentes que esperaban bebé o ya lo habían tenido, no lo habían deseado. Estos datos alarmantes hablan de jóvenes que quizás conozcan los métodos de planificación pero no tienen fácil acceso a los servicios de salud o tienen temor de ser cuestionadas por el personal que los atiende.
Además, si las adolescentes no tienen opciones de estudio o trabajo digno, sus condiciones de extrema pobreza, de maltrato y de condiciones de vida indignas les hará cada vez más difícil vislumbrar un proyecto de vida responsable y lleno de esperanza.
El fenómeno del embarazo adolescente es complejo y multifactorial de manera que todo análisis que se haga debe ser bienvenido para que todos sin igual, desde lo estatal o privado, diseñemos y concretemos nuevas políticas que lleguen a reducir el porcentaje de niñas que aprenden a ser mamás a la fuerza, sin posibilidades reales de progreso y bienestar personales.
*Nombre ficticio
Ingresa para mayor información a www.profamiliajoven.org.co
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