La violencia intrafamiliar se comprende menos que otro tipo de violencia ya que en la primera es alguien conocido que maltrata, hiere e incluso, mata a otra persona que dice amar. Es el esposo, el ex-marido, el novio o novia, el papá o mamá, el hermano mayor, el tío o abuela, es finalmente esa persona que llega a lastimar sicológica, física, sexual o económicamente sin importarle las secuelas que le dejará a su víctima.
Hoy vamos a destacar algunos elementos, a veces imperceptibles, que forman una especie de caldo de cultivo para el abuso y maltrato domésticos. Hoy los llamamos ingredientes porque, poco a poco, van amasando el plato principal de la violencia que mata el alma y la vida de millones de personas.
Ingredientes para amasar la violencia en tu familia
• El adulto que acostumbra emborracharse o consumir drogas y que llega a casa a gritar y exigir que le atiendan porque es quien lleva la plata a su casa. Esta persona, por lo general el hombre, encuentra una madre o pareja sumisas que le temen y evitan a toda costa agravar la rabia y patanería del victimario.
• El novio que “acostumbró” a su pareja a no mirar ni saludar a sus amigos, a vestirse como sólo a él le gusta, a pedirle permiso para salir incluso a visitar a su familia y a abandonar su trabajo o estudios. Al comienzo él le insinuaba las restricciones pero, gradualmente, fue haciéndose más exigente y se encargaba de recordarle sus prohibiciones con mechoneadas de cabello, pellizcos sutiles o amenazas de dejarla.
• La familia donde las niñas son obligadas desde pequeñitas a atender a “los hombres de la casa”, incluyendo a los tíos y cuñados. Muchas de estas niñas y adolescentes tienen que dejar de ir a sus colegios porque deben cuidar a sus hermanitos o abuelos mientras los hombres van a estudiar o trabajar. Lastimosamente, las mamás siguen pegadas a estos estereotipos de género que impiden a sus hijas educarse y emanciparse.
• La falta de amor y diálogo en los hogares, que afecta especialmente a los menores. Niños, niñas y jóvenes que no son escuchados por sus padres, que permanecen solos o son abandonados y que se sienten amados por sus amigos o por extraños. Además, existe una cantidad inmensa de pequeños violentados sexualmente que se sienten desprotegidos por sus padres negligentes o cómplices ante un abuso que es casi visible.
• Las actitudes machistas en las familias, transmitidas en especial por las madres, que colocan a los hombres en el papel de “jefes de hogar” y con dominio sobre el resto de la familia. Algunos conceptos religiosos o culturales perpetúan la creencia de que las mujeres tienen derecho a opinar pero la decisión final en sus casas le corresponde al hombre; este machismo facilita enormemente el abuso del poder y coarta la libertad y dignidad de los demás miembros de las familias.
Los invitamos a revisar si estos ingredientes amasadores de violencia están presentes en tu familia para que, a tiempo, se detenga un fenómeno triste y lesivo para la vida de las personas. !No más violencia en los hogares!.
Más información en www.profamilia.org.co o escribe al correo tusexologa@profamilia.org.co
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