miércoles, 14 de noviembre de 2012

Los horrores del abuso sexual infantil

Cada día son llevados al Instituto de Medicina Legal dos menores de edad que han sido víctimas de abuso sexual.
 
 
Triste reconocerlo pero es así: no queremos a nuestros niños y niñas y, mucho menos, no los protegemos.
 
 
El año pasado se registraron 17.628 infantes abusados en todo el país, sin contar los numerosos casos que no son denunciados. Según Medicina Legal, Bogotá es la región donde se presenta la mayoría de abusos, con 3.783 afectados,  seguido de Antioquia y Valle.
 
 
Las niñas entre 5 y 14 años son las víctimas más afectadas ya que en ocho de cada diez reportes aparecen tristemente como protagonistas. Los niños no están exentos de este terrible delito: los hombres entre 5 y 9 años constituyen las principales víctimas infantiles del abuso sexual en Colombia.
 
 
Para cerrar este panorama desalentador, el Instituto de Medicina Legal informa que más de 2.500 niños y niñas entre 0 y 4 años fueron abusados en el último año.
 
 
Según la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño (UNICEF), el abuso sexual se define como toda clase de contactos e interacciones entre un niño y un adulto cuando este último (agresor) usa al niño para estimularse sexualmente él mismo, al niño o a otra persona. El abuso sexual puede ser también cometido  por una persona menor de 18 años cuando ésta es significativamente mayor que el niño (víctima) o cuando el agresor está en una posición de poder o control sobre otro.
 

El abuso sexual  incluye propuestas verbales explícitas, caricias, estimulación de los genitales, penetración oral, anal o vaginal, con intimidación o con consentimiento de la víctima; es decir, que no se requiere amenazar u obligar al niño para que el acto se califique como un abuso sexual.
 

El exhibicionismo o mostrarse desnudo o en actitudes sexuales explícitas frente al niño también está incluido dentro de las categorías del abuso sexual. De igual manera, la explotación sexual infantil en la que el abusador persigue un beneficio económico a costa de su víctima; dentro de la explotación infantil se incluyen la pornografía infantil, la prostitución infantil y la trata comercial de niños.
 
El abuso sexual es la forma más aberrante del maltrato infantil y debe mirarse como un delito que no se puede esconder. Desde Profamilia, declaramos que todos los niños, niñas y adolescentes tienen derecho a vivir una infancia feliz, libres de coerciones, violencia e irrespeto por su cuerpo.

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