martes, 2 de abril de 2013

¿Eres agresiva con otras mujeres?



El común de la gente afirma que las mujeres critican, juzgan y condenan más a las mujeres que a los hombres. Si uno analiza el por qué de esa actitud, nos parecería ilógica e incomprensible, en un mundo que subestima, discrimina y violenta precisamente a las mujeres; entonces, ¿ están las mujeres ayudando a envilecer aún más el trato a ellas mismas y a otras mujeres ?



La razón de este artículo no es analizar las causas sicológicas, sociales o culturales que explican dicho fenómeno, lo que se busca con este escrito es invitar a los lectores a detectar esas señales de “misoginia” que demuestran las mujeres con comentarios, gestos o comportamientos. Porque así como lo leen, las mujeres también pueden ser misóginas: odiar, rechazar o discriminar a las mujeres sólo por ser mujeres y no por otra razón más.


·         ¿Alguna vez has preferido que tu jefe o compañero de escritorio sea un hombre  porque las mujeres  son malas jefes o unas compañeras chismosas?


·         ¿Si eres mujer jefe, le aplicas más duro las normas laborales a las subalternas  que a los subalternos hombres?


·         ¿Prefieres a los hombres de tu casa que a las mujeres en cuanto a otorgar privilegios, como darles la mejor porción de comida o dejarlos descansar cuando llegan de la calle?


·         ¿Cómo mujer, insistes en que el primer hijo debe ser un varoncito porque en toda familia se necesita un hombre que la represente con su apellido?


-         ¿Asumes que las mujeres son débiles y por eso no aceptas que tu hermana o amiga te acompañe a hacer diligencias porque si ocurre un incidente en la calle, lo que se necesita es un hombre fortachón y valiente para defenderte?


La misoginia sobrevalora el mundo masculino e incita a despreciar lo femenino. Y las mujeres, en ocasiones, asumimos conductas u opiniones que denotan competencia, envidia o celos hacia nuestro propio mundo.


La fraternidad entre mujeres ha sido llamada sororidad (de “sor”: hermana) y significa que ninguna mujer está jerarquizada y, por lo tanto, ninguna debe “montársela” a otra, porque eso es también violencia. Algunos autores han descrito la sororidad como un pacto político de género en el cual ninguna persona tiene más valor que otra.


Sólo reconociendo a las mujeres como hermanas en la construcción de una nueva sociedad equitativa  en la cual se reconozcan y respeten como mujeres válidas y útiles, se podrà lograr lo que deseamos: el reconocimiento de las mujeres como personas con diversidad de opiniones, criterios y comportamientos, pero iguales en el respeto por los derechos. 

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