jueves, 9 de mayo de 2013

El derecho al aborto: una victoria incompleta

Cada 10 de mayo Colombia cumple un año más, siete en total, de haber legalizado el aborto en tres condiciones:
 
 Cuando hay graves malformaciones del feto que vuelven inviable su vida fuera del útero
 Cuando la salud o la vida de la madre están en riesgo
 Cuando el embarazo es producto de una violación o incesto

Hace siete años la Corte Constitucional abrió las puertas a la autonomía de las mujeres, mujeres que hoy tienen derecho a decidir sobre sus cuerpos. 

Cuando escuchamos frases como: “la mataron porque manchó el honor de su familia”, nos asombramos ante los lapidarios conceptos que muchas personas tienen acerca del cuerpo femenino. En pleno siglo XXI, pretender que el cuerpo de las mujeres sea propiedad de los hombres, de los gobiernos o de las iglesias, es rayar en el desconocimiento total de los derechos sexuales y reproductivos de ellas, parece que se nos olvidara que también son seres humanos.

El derecho a abortar es sólo una parte del triunfo de millones de mujeres que buscan ser reconocidas como seres libres y autónomos. Pero, existen muchas otras limitaciones a los derechos femeninos apoyados en prejuicios culturales, religiosos, sociales y políticos, que crean barreras indiscutibles, pero no insalvables, para que, por fin, todas las mujeres del mundo gocen de plenas libertades.

 Veamos algunas de esas barreras impuestas a las mujeres:

         Muchos médicos y proveedores de los servicios de salud en nuestro país se niegan a proporcionar abortos legales pese a lo contempla
do por la Corte Constitucional.

         La educación sexual escolar es insuficiente y no enfatiza en las actividades de promoción de una sexualidad libre y responsable ni en acciones de prevención de embarazos no deseados.

         La información al público en general sobre el acceso a un aborto legal es escasa. Se conoce que muchas mujeres van de un hospital a otro, buscando abortar bajo alguna de las tres condiciones permitidas por ley, y encuentran miles de talanqueras para que se les preste el servicio al que tienen derecho. Esta situación conduce a una mayor mortalidad de mujeres que se ven obligadas a recurrir a abortos clandestinos.

         La violencia contra las niñas y mujeres no cesa y más bien aumenta de manera preocupante. Un informe reciente de la Alta Consejería para la Equidad de la Mujer revela que el 6 por ciento de las mujeres ha sido abusada sexualmente al menos una vez en su vida.

         Según cifras de Profamilia (ENDS, 2011) y del DANE, la mayoría de mujeres abusadas, el 78,4 por ciento vivía en zonas urbanas y el 21,6 por ciento en áreas rurales. Y de esas mujeres, casi la mitad, el 47,4 por ciento, fueron violentadas antes de cumplir los 15 años.

         Las mujeres agredidas en sus casas, sitios de trabajo o estudio, lugares públicos o en cualquier espacio transitado por ellas aumentan las cifras del Instituto de Medicina Legal. En 2012 casi 18.000 víctimas fueron niñas o mujeres, atacadas en más de la mitad de los casos por un familiar, amigo o compañero sentimental. Sin embargo, más preocupante aún son las mujeres que fueron asesinadas en el país.

La situación dramática que viven las mujeres, tanto en Colombia como en el resto del mundo, son producto de una sociedad que desconoce, discrimina y viola flagrantemente los derechos nuestros a ser reconocidas como personas libres, dignas y autónomas. Por eso, el derecho a abortar en nuestro país, es apenas un capítulo más de las luchas femeninas que nos conducirán a la equidad y justicia.

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