viernes, 7 de marzo de 2014

Día de la Mujer: ¿una fecha para endulzar la violencia?

Si vamos unos años al pasado sabremos que la lucha por el reconocimiento y el respeto a los derechos de las mujeres tiene ya una larga trayectoria. 


El 8 de marzo de 1910, Clara Zetkin, propuso en Copenhague (Dina
marca), en el marco de la Segunda Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, que todos los años se celebrara un Día de la Mujer. Esta propuesta fue aprobada  recordando al centenar de obreras que, el 8 de marzo de 1908,  murieron calcinadas en un incendio en la fábrica textil en Nueva York, donde se habían encerrado para reclamar iguales derechos laborales que los hombres.

En 1952, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) instituyó que cada 8 de marzo, se conmemorara el Día Internacional de la Mujer. Desde entonces, esta fecha es un motivo para reconocer la lucha por el reconocimiento de los derechos de las mujeres, que si bien ha logrado conquistas importantes, aún persisten graves problemáticas en razón a la condición de ser mujer.

Pero también tiene un largo recorrido la violencia y el abuso contra ellas. Por ejemplo, el embarazo forzado, las torturas y desapariciones, el maltrato intrafamiliar, los abortos en malas condiciones, la violencia sexual y muchos tipos de discriminación en todos los campos, son el pan de cada día en todos los países del mundo. No existe una nación en el planeta donde la mujer no sea sometida a abusos de todo tipo porque es considerada inferior al hombre o incluso, inferior a otras mujeres. 

Las mujeres trabajan más que los hombres pero ganan menos y siguen cargando con las tareas domésticas, la crianza de los hijos y el cuidado de los ancianos y enfermos. Muchas veces ni siquiera gozan de libertad sobre su propio cuerpo o sobre su vida; ejemplo de ello son los matrimonios obligatorios a temprana edad, la esclavitud sexual y la trata de mujeres.

No se puede desconocer las convenciones y leyes que han mejorado las condiciones sociales, económicas y jurídicas de las mujeres; pero estamos lejos todavía del pleno reconocimiento de sus derechos humanos, ya que los prejuicios sexistas de índole cultural o religiosa, siguen marcando la pauta en la cotidianidad de las mujeres.

El Día de la Mujer debería llamarse realmente el Día por los Derechos de la Mujer, para promover  la necesidad que tienen las sociedades de poner fin a la discriminación contra ellas. No es con serenatas, dulces o flores, como se acabará la inequidad. No es con buses rosados o burkas como los hombres aprenderán a respetar los cuerpos femeninos. Es con acciones concretas de educación, concientización y sanción, como toda una sociedad puede contribuir a celebrar un verdadero Día de la Mujer.

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