El buen sexo va de la mano con la salud

El hombre casado vive sabroso, come cuando quiera y hasta barrigón se vuelve, así dice una frase popular que en el fondo tiene su verdad. Aunque más que el estado civil, el abdomen prominente es fruto de una dieta rica en calorías sumada a la falta de ejercicio.

Si de “comer” sabroso se trata, una vida sexual plena está ligada a un buen estado de salud física y mental. Las enfermedades, los medicamentos y los llamados factores de riesgo cardiovasculares, tienen que ver con el disfrute de la sexualidad. Veamos algunos ejemplos:

*Los niveles elevados de colesterol y triglicéridos dificultan el llenado de los cuerpos cavernosos del pene para lograr la erección, debido al daño de las paredes de las arterias que llevan la sangre al pene. Las comidas ricas en grasas saturadas, los fritos y embutidos, entre otros alimentos, facilitan la elevación de los lípidos en sangre.

*La falta de actividad física facilita el aumento de peso y juntos contribuyen al deterioro de la vida sexual. Se ha comprobado que cualquier ejercicio regular (correr, caminar, nadar, aeróbicos) produce liberación de endorfinas y otros neurotransmisores que favorecen la circulación sanguínea, necesaria para mantener los genitales en buen estado y mejorando así la vida sexual.

*El aumento de la barriga tiene una relación directa con problemas cardiovasculares y permite determinar la grasa acumulada en el cuerpo.  Si el perímetro abdominal es mayor de 88 centímetros en la mujer, y en el hombre es mayor de 102 centímetros, se habla de obesidad abdominal y es un factor  que agrava los riesgos de enfermedades cardíacas. A su vez, algunos problemas sexuales como la disfunción eréctil, se consideran predictores de enfermedades cardiovasculares. Muchos hombres presentan fallas en su erección antes de manifestar accidentes cardíacos; de ahí la importancia de consultar al médico antes de autoformularse.

*Tomar licor con frecuencia, fumar o consumir sustancias sicoactivas, contribuyen al deterioro de la salud sexual. Muchas personas empiezan a perder el apetito sexual o a presentar problemas en la lubricación, erección o en la facilidad para tener orgasmos, y piensan en todas las posibles causas menos en el consumo de las sustancias que le están haciendo daño.

En síntesis, si queremos tener una actividad sexual sana y placentera, debemos preocuparnos por mantener nuestra salud física en buen estado.