Esta es una de las experiencias más trascendentales que una mujer tiene en la vida; para algunas es la más importante, mientras que para otras es sinónimo de angustia o incluso, de rechazo.
Tener un hijo es un asunto de gran responsabilidad. Dejando a un lado la alegría de la familia, la ilusión al pensar cómo será ese bebé, o los preparativos previos al nacimiento, tener o criar un hijo es una tarea para toda la vida.
La maternidad se define como el vínculo permanente, de sangre o de relación, entre la madre y su hijo, que incluye derechos, deberes y sentimientos. Es decir, una madre no es solo la que trae al mundo un nuevo ser humano sino aquella mujer que adopta o tiene a su cargo permanente a un menor, por ejemplo, la abuela, una tía o la madrina.
Las culturas han promovido la idea de que la maternidad es el estado ideal de las mujeres y que estas, al convertirse en madres, se realizan plenamente. Sin embargo, los tiempos modernos han desmitificado esos conceptos y se ha comprobado que no todas las mujeres desean ser madres ni ven a la crianza de los hijos como su meta máxima en la vida.
Es por eso que los sicólogos insisten en la necesidad de que la maternidad debe ser voluntaria para que pueda ejercerse con alegría, madurez y responsabilidad. Los hijos deben ser deseados y programados para que puedan crecer en ambientes amorosos y gozar de un sano desarrollo físico, mental y social.
Todos tenemos algunas ideas u opiniones que caracterizan a una buena mamá. Revisaremos cuatro cualidades que identifican a una madre amorosa y responsable, pero tú puedes cambiarlas o agregar otras según tu propia experiencia de vida.
1. Regala amor incondicional a sus hijos y lo demuestra con palabras, besos y abrazos. No le avergüenza arrunchar o mimar a su familia y, por más parca que sea, el hijo sabe que su madre lo ama porque se lo demuestra a diario.
2. Brinda seguridad y hace lo necesario para protegerlos desde que son pequeños. Si ella se aleja, sus hijos saben que volverán y que cuentan con ella “pa las que sea”. Por supuesto, esa mamá imparte disciplina mezclada con amor porque sabe que sus hijos deben crecer como personas sanas y útiles para la sociedad.
3. Sabe escuchar y conoce a sus hijos más que nadie. Es comprensiva, especialmente en los momentos difíciles de la vida de sus hijos, porque conoce sus reacciones y sus maneras de ser desde que son pequeños.
4. Espera lo mejor de sus hijos porque ella les ha dado lo mejor, a pesar de las carencias, de los errores o de sus equivocaciones. Una buena mamá elogia, aconseja, regaña, pone límites, todo por que ama a sus hijos hasta el día en que mueran.
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