Convertirse en papá genera muchas reacciones emocionales porque marca el ciclo vital de un hombre. Algunos autores definen la paternidad como una crisis o transición que modifica el proyecto de vida, el bienestar físico y sicológico y la madurez emocional.
Los hijos e hijas necesitan papás entregados en su totalidad:
• que tengan a cargo su sustento diario, incluyendo la educación
• que les guíen en las tareas escolares o los lleven al médico
• que les cambien los pañales o los alimenten
• que jueguen y les lean cuentos
• que los aconseje en el andar de la vida sin dar la imagen de ogros amenazantes
• que les hable de sexo a sus hijas así no entienda “las cosas de mujeres”
• que sus hijos puedan contar con ellos “pa las que sea”
¿Papá por raticos? Ese puede ser cualquiera, porque es muy cómodo delegar en la madre o en otras personas la obligación de atender a los hijos. Un tío, el abuelo u otro adulto, pueden jugar a ser papás por breves tiempos. Pero el padre pleno es ese que se desvela, que llora, que ama infinitamente a sus hijos así hayan crecido y se hayan ido del hogar.
¡Feliz día a todos los padres que entregan la vida por sus hijos!
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