Casi dos millones de niños trabajan en Colombia y reemplazan la escuela y los juegos por largas y extenuantes jornadas de trabajo. Según informes del Ministerio de Trabajo y la Organización Mundial del Trabajo (OIT), las cifras de niños trabajadores aumentaron en el período 2007-2011, y se calcula que 1.700.000 niños trabajan especialmente en los sectores azucareros, mineros y trabajo doméstico.
En el mundo hay 168 millones de niños que trabajan, y si bien se ha reducido esta alarmante estadística, la meta debe ser cero niños trabajadores. El 12 de junio, fecha en que se celebra el Día mundial contra el trabajo infantil, la OIT recuerda que, de esos millones de niños trabajadores, 85 millones realizan trabajos peligrosos o denigrantes como la prostitución forzada y la esclavitud sexual.
El lema de la OIT para este año es “Tarjeta roja al trabajo infantil” y busca sensibilizar a la sociedad para lograr que ningún niño trabaje. Ha dicho el director general de la OIT, Guy Ryder: “la protección social, junto a la educación formal de calidad, universal y obligatoria, al menos hasta la edad mínima de admisión al trabajo, el trabajo decente para los adultos y los jóvenes en edad de trabajar, una legislación eficaz y un diálogo social consolidado, forman parte de una respuesta adecuada al trabajo infantil”.
Los niños trabajan debido a las pobres condiciones socio-económicas de sus hogares que los obliga a buscar el sustento en las calles, exponiéndolos a múltiples riesgos debido a su edad y vulnerabilidad. Otros son forzados a trabajar porque se les paga menos y debido a su corta edad pueden ser explotados sin que ellos puedan reclamar sus derechos.
Otra causa del trabajo infantil es de orden cultural donde prevalece la tradición de que los niños trabajan en las mismas labores que sus padres; esta situación se observa con mayor frecuencia en el campo y la minería.
Y no podemos olvidar en esta fecha mundial, a los millones de niñas que son forzadas a trabajar en la prostitución desde aún antes de su primera menstruación. En las tres últimas décadas, viene aumentando el llamado “turismo sexual infantil” en los países subdesarrollados, donde los turistas buscan tener relaciones sexuales con niños y adolescentes. Países como Brasil, Colombia, México, Tailandia y Filipinas ocupan los primeros lugares de este trabajo esclavizante para los menores.
Hay mucho por hacer para erradicar el trabajo infantil y lograr que los niños y niñas permanezcan en las escuelas y tengan la posibilidad de jugar y de recibir amor y protección. La sociedad civil, junto con los gobiernos, tiene una inmensa tarea para reducir a cero este flagelo que destruye la infancia de nuestros niños.
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