Si antes era tentador para los chicos ver a escondidas una revista Playboy, hoy les causa la misma curiosidad a los jóvenes y es más fácil hacerlo a través del internet. De modo que cualquier padre de familia puede encontrarse en la situación incómoda de descubrir a su hijo viendo porno.
La pornografía vende escenas sexuales explícitas con el fin principal de excitar al usuario. No es usual que se vean libretos de romance o amor y en su mayoría, muestran a mujeres acosadas, coaccionadas o violentadas, haciéndole creer al espectador que el sexo descarnado y agresivo es el ideal. Una mente en desarrollo de un adolescente no está preparada para entender que lo que ve es algo irreal y filmado con afán mercantilista.
¿Qué hago si descubro que mi hijo está viendo porno?
*En primer lugar, acepte que cualquier adolescente puede curiosear acerca del sexo. Mantenga la calma para que no lo avergüence ni lo asuste; de esa manera puede inspirarle confianza para que puedan hablar tranquilamente del tema.
*Hace mucho daño que a un chico se le muestre el sexo asociado a la culpa o maldad. Usted debe separar claramente la pornografía de la sexualidad y le aconsejamos dialogar con su hijo para que sepa que lo que muestran los videos es irreal, pre-fabricado y cosifica a la mujer; en conclusión, que el porno es mentira.
*Aproveche y explíquele la respuesta sexual de hombres y mujeres, la ternura y el respeto en la pareja y la necesidad que una persona tiene de cultivar una vida sexual responsable, sana y segura. Busquen juntos en el mismo internet algunas páginas de sexología que les muestre a ambos los conceptos sobre las relaciones sexuales adecuadas.
*Preguntas como: “¿has visto algo que te confundió o te asustó?”, le permiten a su hijo iniciar una conversación y despejar dudas. Aunque esto no es cómodo, es importante que el adulto no se ande por las ramas queriendo tapar el sol con las manos, ya que es casi seguro que el chico ya ha visto más de lo que usted se imagina. Hable sin mostrarse como un mojigato, así usted lo sea.
*Después de hablar, aconsejar y suministrarle la información que su hijo buscaba, ponga los límites al manejo del computador; no olvide que usted es quien está educando y disciplinando. Bloquee los contenidos porno de su computador y evite que el chico esté mucho tiempo sin vigilancia. Confíe en sus promesas pero no al 100%; recuerde que, según la edad que tenga, necesita que se le pongan reglas y estas se hagan cumplir.
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