Si bien la infidelidad es el pan de cada día entre algunas parejas, no deja de ser un golpe terrible a la confianza y lealtad que se espera de con quien compartimos una relación, un compromiso. Los cuernos representan una de las primeras causas de separaciones y divorcios en todo el mundo.
Los terapeutas de pareja aconsejan manejar las cosas de manera prudente cuando uno de los dos se siente traicionado por su media naranja; no es bueno tomar decisiones con la cabeza caliente y el corazón destrozado, porque más adelante, alguno podría arrepentirse. El dolor y la rabia te confunden y forman un nudo junto con el reproche y la auto culpa; surgen preguntas en tu cabeza estilo “¿por qué me fue infiel?” o “¿será que lo empujé a ponerme los cuernos”?
¿Realmente es cierto que existan vacunas para atacar el la infidelidad? Al menos eso lo dicen expertos como José Manuel González, en su libro Disfrutando el matrimonio (2014), quien propone once consejos que nos vacunarían contra la traición amorosa. Según el autor colombiano esas vacunas son:
1. Invierta tiempo en actividades divertidas con su pareja
2. No deje de ser romántico
3. Frecuentemente sorprenda a su pareja
4. Involucre a su pareja en el embarazo
5. Dé importancia a los momentos de cambio
6. El amor debe expresarse adecuadamente
7. Los problemas deben afrontarse y no dejarlos crecer
8. Investiguen juntos sobre el éxito conyugal
9. Denle importancia a la vida sexual
10. Apoya a tu pareja en los momentos difíciles
11. Dediquen tiempo a cuidar su figura y presentación personal
Algunos idealistas afirman que el antídoto para la infidelidad es ser atento y detallista con la pareja para evitar que sus ojos se desvíen para otro lado que no sea el frente. Otros, más realistas aseguran que la pareja no será infiel si siempre estás ahí a su lado, en las buenas y en las malas. En fin, cada uno opina de acuerdo a sus expectativas y experiencias.
Lo único cierto es que el que quiere ponerle los cuernos a su pareja, lo hará porque es un humano con debilidades y defectos. Asumir que el compromiso de vida de dos personas que se aman es responsabilidad de los dos, es empezar a armarse no solo contra la infidelidad sino también contra otras heridas iguales o más dolorosas. El trabajo es de los dos.
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