martes, 9 de septiembre de 2014

El miedo al despertar sexual de los adolescentes

No deja de extrañar que un padre de familia, culto y de clase alta, interrumpa una conferencia sobre la sexualidad de los adolescentes, para acusar a los profesores de “inducir al sexo temprano” a los alumnos y alumnas del plantel, por el programa de educación sexual implementado en esa institución educativa.

En primer lugar, habría que preguntarse qué significa “inducir al sexo” a los menores: ¿hablarles temprano de la sexualidad de forma natural y espontánea?,  ¿o reunirlos para enseñarles los cambios de su cuerpo y las reacciones físicas y emocionales de la adolescencia?, ¿o educarlos para la prevención de embarazos e infecciones?
Si bien la sexualidad ha sido un tema tabú desde hace varios siglos, en el terreno de la sexualidad infantil y adolescente el misterio y los temores son más numerosos. Muchos adultos ni siquiera hablan de sexo con sus hijos creyendo que el silencio les va a evitar la curiosidad, por demás normal y sana, sobre los temas sexuales.

Las actividades de educación sexual en los colegios están sujetas a críticas y censuras de algunos padres de familia o grupos fundamentalistas que insisten en evadir el conocimiento sexual al que tienen derecho los menores.

El caso reciente ocurrido en la población de El Carmen de Bolívar (Colombia), donde más de 300 niñas que fueron vacunadas contra el VPH y luego presentaron síntomas relacionados con la vacuna, pone de relieve la creencia de las personas a “estimular” la vida sexual de las niñas si se les enseña a manejar su sexualidad responsablemente desde temprano. En este caso específico, los expertos han concluido que se trata de una sugestión colectiva y descartaron que la vacuna fuese la responsable del malestar de las menores.

Todo lo relacionado con la sexualidad, especialmente de las niñas, puede causar miedo. ¿Acaso una madre no se inquieta cuando su niña empieza a crecer y volverse una mujer? Creemos erróneamente que si le hablamos de sexo a una adolescente,  se va a “alborotar” y transformarse en una "Mujer de la calle y no de la casa".

Si aplicamos una vacuna que busca prevenir el cáncer de cuello uterino o si le enseñamos a un adolescente cómo se usa el condón, enseguida se disparan temores infundados sobre la sexualidad, cuando realmente todo adolescente inexorablemente llegará a sentir, amar y tener deseo sexual, por más que busquemos tapar el sol con las manos.

Más que reprimir o dejar de hablar de sexo con los hijos e hijas, debemos educarnos para luego educarlos a ellos con mensajes de respeto por sus cuerpos, de responsabilidad en las decisiones que tomen, y de amor propio y hacia los otros.

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