viernes, 3 de enero de 2014

La resistencia a pensar diferente

Después de conocer los resultados del último estudio de la Secretaría de Planeación de Bogotá que revela que el 45 por ciento de las personas creen que los LGBTI son un riesgo para la sociedad, nos preguntamos qué ocurre cuando una sociedad que se dice moderna, sigue aferrada a prejuicios dañinos a pesar de los avances científicos que hay sobre la homosexualidad.

Las personas que contestaron dicha encuesta consideran un riesgo la existencia de los LGBTI porque van contra la moral y las costumbres, la idea de Dios y de familia. Lo contradictorio de esto, es que la mitad de los encuestados, nunca han conocido ni interactuado con un miembro de
la comunidad LGBTI. ¿Cómo se explica esto?

Los medios de comunicación replican todos los días que la homosexualidad dejó de ser una enfermedad desde hace muchos años, y que por lo tanto, no es contagiosa ni anormal. Sin embargo, muchas personas, incluso personajes de alto rango intelectual, continúan afirmando todo lo contrario; ¿es tan difícil cambiar de creencia o pensamiento?

Los sicólogos han tratado de exponer las razones que llevan a las personas a resistirse a nuevos pensamientos o creencias. Recordemos cómo ha sido la lucha en la historia de la humanidad para aceptar que los indígenas, los gitanos y negros, son iguales a los blancos. O que las mujeres tienen los mismos derechos que los hombres. O que los pobres deben ejercer iguales derechos civiles que los adinerados.

Dijo sabiamente el poeta español Antonio Machado: “Es propio de hombres de cabezas medianas embestir contra todo lo que no les cabe en la cabeza”. ¿Es posible que el rechazo a los homosexuales y trans sea sólo obstinación?

Los estudios que analizan la resistencia al cambio, ofrecen varias explicaciones, entre ellas, aquella que afirma que uno se siente más cómodo identificándose con lo que ya está aceptado por todo el mundo; es decir, si todos piensan que los gays son unos depravados, entonces yo pienso y me identifico con la mayoría, y así no pierdo mi zona de confort.

Las creencias religiosas y morales también originan fuertes resistencias a la aceptación de la homosexualidad, a veces por convicción propia y, otras por un seguimiento fiel al líder que cuestiona y condena a los LGBTI, a pesar de la compasión y bondad que pregonan en sus prédicas.

Dice un escrito anónimo: Quien rechace, condene o agreda a los LGBTI es un iluso, un mentiroso, un ignorante o quizás sus miedos lo hacen pensar o actuar así. ¿Qué opinas de esto?

1 comentario:

  1. Que no deberian cuertionar una persona por su condición sexual, ya que como dijo el escritor Ernesto Sabato "Soy de carne y hueso, pelo y uñas como cualquier otro" en mi opinión como parte de la comunidad LGBTI no me siento diferente a los demas.
    Fernanda H

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