La re-victimización sucede en todos los países sin excepción; en España, se acaba de levantar una polvareda social por el documento que publica el Ministerio del Interior, que brinda algunos consejos a las mujeres para evitar la violación.
Joyas como esta que dice: “Por las noches, evite las paradas solitarias de autobuses. Si el autobús no está muy concurrido, procure sentarse cerca del conductor”; o esta otra: “No pasee por descampados ni calles solitarias, sobre todo de noche, ni sola ni acompañada”, han indignado especialmente a las mujeres y saturado las redes sociales criticando al gobierno español.
La nota final del comunicado sugiere a las españolas que “si no puede escapar, procure entablar conversación con el presunto violador con el objeto de disuadirle y ganar tiempo”. Es decir, atemorizamos a las mujeres, les echamos la culpa de las violaciones y nos sacudimos la responsabilidad con las víctimas.
El informe reciente de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos llamado “Acceso a la Justicia para las mujeres víctimas de violencia en las Américas”, revela una situación preocupante en nuestro continente. Jueces, fiscales, policías y otros funcionarios estatales maltratan a las mujeres violentadas porque también están influenciados por los patrones socioculturales de discriminación que prevalecen en nuestra sociedad.
Los prejuicios e ideas erróneas que legitiman y justifican la violencia contra las niñas, adolescentes y mujeres, viene desde hace siglos cuando se consideraba que las mujeres eran seres inferiores y sin ninguna clase de derechos. Han avanzado los tiempos, y a pesar de que las mujeres ya son reconocidas como personas sujetas de derechos, aún prevalecen las ideas y actitudes de desprecio total hacia la mitad de la especie humana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario