martes, 17 de febrero de 2015

La dimensión sexual de las desplazadas



Las guerras existen desde que el hombre apareció en la tierra y muchas de sus víctimas son civiles.

Las mayores víctimas entre todas las víctimas, son los niños y las mujeres, por su condición jurídica y social. Sin embargo, las niñas y las mujeres son doblemente violentadas debido a su condición de género; en millones de casos han sido utilizadas como botín de guerra mediante violaciones sistemáticas, esclavitud sexual, embarazos, abortos o esterilizaciones forzadas y asesinatos selectivos.

La Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, celebrada en Beijing en 1995, expresó su preocupación acerca de los efectos que tienen los conflictos armados sobre la mujer y llamó la atención de la comunidad internacional para que implementaran medidas especiales de protección.

Recordemos algunos acontecimientos importantes a nivel mundial relacionados con el tratamiento de los crímenes cometidos contra las mujeres en los conflictos armados:

  • La violación ha sido incluida explícitamente como crimen de lesa humanidad en los estatutos de los tribunales establecidos por el Consejo de Seguridad de la ONU. Los ejemplos más conocidos son los de Ruanda y Yugoslavia.

  • La violencia sexual en situaciones de conflictos armados constituye una violación a los derechos humanos.

  • La Corte Penal Internacional se estableció por la aprobación del Estatuto Internacional, en 1998, y tiene jurisdicción sobre los responsables de los crímenes internacionales más graves, incluyendo a los relacionados con el género.

  • Los crímenes de lesa humanidad y los crímenes de guerra incluyen la violación, la esclavitud sexual, la prostitución forzada, el embarazo forzado y la esterilización forzada, así como cualquier otra forma de violación grave de los convenios de Ginebra.

  • En la definición de genocidio entran todas las medidas que buscan impedir los nacimientos en el seno de un grupo nacional, étnico, o religioso.

Según informes de la ONU, en el mundo existen más de 50 millones de desplazados o refugiados por los conflictos armados y Colombia ocupa el segundo lugar después de Siria, con 5,3 millones de personas que han sido expulsadas de sus hogares y territorios. Las mujeres desplazadas por las guerras —en Colombia son casi 1 millón seiscientas mil (Acnur, 2010)— son las más afectadas porque tienen que soportar solas la responsabilidad de de sus hogares en condiciones de mayor vulnerabilidad que los hombres.

La dimensión sexual de las niñas y mujeres que han sido víctimas de los conflictos armados es truncada por todas las situaciones inhumanas que les toca vivir. Sus derechos sexuales y reproductivos son ignorados y brutalmente violentados.

Los retos para erradicar la violencia sexual —y que en particular deje de ser usada como arma de guerra— son grandes. Acciones eficaces y contundentes como el proyecto Salud para poblaciones en condición de vulnerabilidad en el municipio de Fundación (Magdalena), que acaban de publicar la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y Profamilia, son ejemplos de los esfuerzos que se realizan para proteger y fortalecer los derechos sexuales y reproductivos de las poblaciones vulnerables y afectadas por el conflicto armado.

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