viernes, 29 de agosto de 2014

Fallo trascendental permite adopción a parejas homosexuales

Colombia no quiere quedarse atrás en el reconocimiento de los derechos de los homosexuales y, pese a duras y prolongadas batallas jurídicas, se suma a los países que no quieren seguir discriminando a las personas por su color, género, etnia u orientación sexual.

La Corte Constitucional acaba de aprobar la adopción a una pareja de lesbianas, lo que constituye un verdadero hit en el ámbito de los derechos iguales para todos y todas. Se sigue abriendo la puerta de la igualdad a todas las personas que se exponen a discriminaciones o estigmatizaciones si piensan, sienten o actúan diferente.

Muchos grupos religiosos o sociales se oponen a la posibilidad de que una pareja homosexual pueda criar y educar a un niño o niña, cuando se ha demostrado por parte de serias  investigaciones médicas y sicológicas, que la orientación sexual de los padres no influye en el sano desarrollo infantil. Muchas familias en las que solo está presente el papá o la mamá, dan hijos sanos y equilibrados; prueba de ello son los miles de hogares monoparentales que existen en Colombia.

Las razones que exponen aquellos que argumentan que una familia “normal y completa” está constituida por papá y mamá, desconocen las altas cifras de violencia intrafamiliar que se dan precisamente en hogares “normales y completos”. El equilibrio mental y los valores familiares dependen de uno o dos adultos, sean heterosexuales u homosexuales, que asumen con responsabilidad, amor y compromiso la conformación de una familia.

Oponerse a la igualdad de derechos de las personas LGBTI es reforzar la intolerancia hacia lo diferente; y la diferencia precisamente forma parte de las tonalidades diversas que tiene la humanidad. Reconocer esa diversidad es abrir posibilidades a una sociedad incluyente en la que todos y todas sean reconocidos y respetados.

jueves, 28 de agosto de 2014

La violencia virtual hay que denunciarla

¿Has notado últimamente que tu hijo o hija se resiste a asistir al colegio, argumentando dolor de estómago o de cabeza? ¿Ha bajado su rendimiento escolar, se nota triste o irritable, no quiere comer o tiene pesadillas?

Es posible que tu pequeño sea víctima de acoso escolar o cibernético y no te hayas dado cuenta. Cuando el adulto percibe a tiempo que un menor está siendo maltratado por compañeros o desconocidos, es clave para que no aumente el acoso o bullying.

Este fenómeno ha crecido tanto que existen leyes, como la Ley 1620, vigente en Colombia desde el marzo de 2013, que busca promover y fortalecer la formación de los estudiantes en derechos humanos y sana convivencia, al igual que reducir los índices de acoso escolar y acoso virtual.

Las acciones que tomen los colegios en la elaboración de los manuales de convivencia, la organización de comités con representantes de las instituciones educativas que busquen proteger los derechos y hacer respetar las normas, y el estar alertas denunciando cualquier acto de acoso escolar, fortalecen las medidas preventivas contra este fenómeno de maltrato contra los niños y adolescentes.

Sin embargo, no faltan aquellos padres de familia que se enteran de que su hijo o hija son los acosadores y no hacen nada por detener la espiral de violencia que propicia el menor; a veces, les aplauden cualquier acto de acoso o se hacen los de la vista gorda a pesar de los requerimientos que les hagan los padres de la víctima.

Los adultos no están exentos del acoso pero bajo la modalidad virtual a través de las redes sociales, el celular o el computador. Fotos o videos íntimos, mensajes denigrantes o agresivos, o suplantación de la identidad, suceden a diario en el ciberespacio, muchas veces sin que la víctima alerte a las autoridades, ya sea por desconocimiento o por vergüenza.

Según las cifras del Ministerio de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, van 3.793 denuncias en el presente año por ciberacoso en Colombia, de las cuales el 5% corresponden al matoneo cibernético.

martes, 26 de agosto de 2014

El parto vertical, un derecho de la mujer

Si bien desde los albores de la historia de la humanidad el parto vertical fue la forma más común para tener hijos, la cultura occidental instituyó al parto horizontal como la manera más natural y adecuada para traer hijos al mundo.
Con el reconocimiento moderno de que la sexualidad es variada y heterogénea, también se viene dando un fenómeno universal de que los derechos sexuales y reproductivos tienen que ser reconocidos de acuerdo a las culturas y costumbres ancestrales, siempre y cuando no afecten la integridad y dignidad  de las personas,

Este concepto es llamado “adecuación intercultural” y es propiciado por organizaciones de salud internacionales. El Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) insta a los diferentes países a respaldar el parto vertical como una manera de reconocer la sensibilidad y significado que tienen para millones de mujeres indígenas, que se abstienen de ir a los centros de salud para evitar que las obliguen a parir horizontalmente.

En Perú, por ejemplo, la mayoría de  mujeres  andinas y amazónicas prefieren la posición vertical ya sea en cuclillas, arrodillada o sentada, lo que ha obligado a las autoridades sanitarias a iniciar procesos de capacitación a médicos y enfermeras para la atención con adecuación intercultural en las zonas rurales.

Si desde la antigüedad ya existía el parto vertical, ¿de dónde vino la idea del parto horizontal?

En el siglo XVII el obstetra Mauriceau recomendó acostar a las mujeres en el momento del parto para poder aplicar el fórceps, instrumento recién inventado. La historia de la Medicina ilustra todos los avances que aseguran un parto en condiciones de seguridad para las mujeres, pero siempre en posición acostada.

El parto vertical tiene ventajas tales como la posición que facilita la salida del bebé gracias al efecto de gravedad y que no necesita de intervención alguna. Otros aspectos positivos (UNPFA, 2005) son:


·         Mejora la circulación materno-fetal ya que no se comprimen los grandes vasos ni altera la circulación materna o la que irriga la placenta.

·         Las piernas se vuelven un punto de apoyo y contribuyen a mejores pujos durante la fase expulsiva.

·         La posición vertical mejora el ángulo de encaje del feto y su progresión en el canal del parto.

·         Hay mayor eficiencia en las contracciones uterinas lo que disminuye las intervenciones obstétricas y el uso de la oxitocina.

·         Se evidencian menor dolor (o ausencia del mismo), sensación de libertar y mayor satisfacción post-parto.


Desde la década de los 60, esta modalidad de parto se extendió desde las comunidades de indígenas de Argentina, Perú, Guatemala, Colombia y Bolivia, entre muchos otros, a las culturas occidentales, y la Organización Mundial de la Salud la empezó a impulsarla desde los años 90 (WHO, 1996). Todas las mujeres tienen derechos reproductivos adecuados a su cultura y a su sentir y esta es la razón de ser de las normas internacionales que respaldan el parto vertical.

viernes, 22 de agosto de 2014

Terapia de conversión, otra forma de homofobia

Los tratamientos de tipo farmacológico, conductual, religioso, o incluso los que utilizan descargas eléctricas o baños de agua fría, para “tratar” a un homosexual y “convertirlo” en heterosexual, están prohibidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y las asociaciones mundiales de Psicología y Psiquiatría.

Sin embargo, en varios países se conocen casos dramáticos de personas que han sido sometidas a tratamientos polémicos, en el supuesto de que esas terapias de conversión van a resolver una homosexualidad. Ya sea en nombre de una creencia religiosa o moral, los tratamientos pseudo-científicos inducen a “la cura” de una orientación sexual que en realidad no debería tratarse porque en ningún caso es un trastorno mental o físico.

Para la Asociación Psiquiátrica Americana (APA) la terapia “reparadora o de conversión” involucra grandes riesgos para la salud tales como la depresión, ansiedad e inducción al suicidio.

La diversidad sexual no es una patología ni un estilo de vida elegido por la persona. De modo que no puede verse como un problema de salud o una aberración y, por consiguiente, no necesita tratamiento ni corrección.

De hecho, numerosos estudios científicos corroboran el daño que hacen las terapias que buscan “cambiar” al homosexual. En 1973, la APA eliminó de su Manual Diagnóstico a la homosexualidad y dejó de considerarla una enfermedad mental. Años más tarde, en 1990, la OMS la sacó de la Clasificación de Enfermedades.

El respeto por los derechos humanos incluye la aceptación de la diferencia y la tolerancia por dichas diferencias en orientación sexual, género, color de piel o creencias religiosas. Esto es el primer paso para aceptar que somos diversos y que nadie tiene derecho a atentar contra otros porque son diferentes.

miércoles, 20 de agosto de 2014

Las mujeres: ¿culpables de todo?

La violencia contra las mujeres tiene una característica curiosa: tiende a rebotar la culpa contra ella, ya sea por su comportamiento, vestimenta, porque “provoca” al victimario o, por muchos otros motivos inventados por la sociedad patriarcal y refrendado por las mismas autoridades legislativas y judiciales.

La re-victimización sucede en todos los países sin excepción; en España, se acaba de levantar una polvareda social por el documento que publica el Ministerio del Interior, que brinda algunos consejos a las mujeres para evitar la violación.
Joyas como esta que dice: “Por las noches, evite las paradas solitarias de autobuses. Si el autobús no está muy concurrido, procure sentarse cerca del conductor”;  o esta otra: “No pasee por descampados ni calles solitarias, sobre todo de noche, ni sola ni acompañada”, han indignado especialmente a las mujeres y  saturado las redes sociales criticando al gobierno español.

La nota final del comunicado sugiere a las españolas que “si no puede escapar, procure entablar conversación con el presunto violador con el objeto de disuadirle y ganar tiempo”. Es decir, atemorizamos a las mujeres, les echamos la culpa de las violaciones y nos sacudimos la responsabilidad con las víctimas.

El informe reciente de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos llamado “Acceso a la Justicia para las mujeres víctimas de violencia en las Américas”, revela una situación preocupante en nuestro continente. Jueces, fiscales, policías y otros funcionarios estatales maltratan a las mujeres violentadas porque también están influenciados por los patrones socioculturales de discriminación que prevalecen en nuestra sociedad.

Los prejuicios e ideas erróneas que legitiman y justifican la violencia contra las niñas, adolescentes y mujeres, viene desde hace siglos cuando se consideraba que las mujeres eran seres inferiores y sin ninguna clase de derechos. Han avanzado los tiempos, y a pesar de que las mujeres ya son reconocidas como personas sujetas de derechos, aún prevalecen las ideas y actitudes de desprecio total hacia la mitad de la especie humana.

martes, 12 de agosto de 2014

¡Ojo! reconoce otras formas de Violencia

Cuando se celebraba hace poco el Día Mundial del Orgasmo Femenino,  se hacía público un documental que relata las confesiones desgarradoras de varias niñas que fueron obligadas a casarse en países africanos. Aterradora la cifra de 60 millones de pequeñitas entre 7 y 17 años que son golpeadas, violadas y mutiladas, por resistirse al casamiento con hombres mayores que pueden ser sus abuelos.

El contraste de la vida de las mujeres en todo el mundo lo podemos palpar en las frías estadísticas. Pero también lo observamos, a veces con indiferencia, en las noticias que escuchamos o  en el diario vivir. A veces es evidente el rechazo que genera en todos cuando conocemos un caso de violación, pero otras situaciones de atropello a la mujer son invisibles y casi imperceptibles y entonces las damos por normales.

Mientras una mujer se enfada con otra, porque la empujó al entrar al bus atestado de gente y le grita: “ojalá te violaran, perra”, millones de compañeras de género están siendo violadas por familiares o desconocidos. O revisemos esta otra situación: en el momento en que una mamá le prohíbe a su hija adolescente tener novio y la castiga por eso, millones de menores están sufriendo horrores como torturas, mutilaciones genitales o esclavitud sexual, por el solo hecho de ser mujeres.

¿Será que las mujeres siguen desconociendo sus derechos? ¿Acaso los conceptos de hace siglos que relegaban a la mujer al papel de madre y esposa sumisa, siguen metidos en las mentes de las mujeres de este siglo, al punto de que se lo siguen creyendo? Difícil de creer pero parece que es así.

Cuando una mujer conoce un caso de maltrato femenino, no sorprende que ella afirme con contundencia: “seguro algo hizo que lo provocó”. O es posible que se escuche esta frase digna de nuestras abuelas pero inaceptable para nuestra época: “el hombre tiene derecho a varias mujeres porque es hombre”. ¡Por Dios! ¿Es que los derechos se hicieron solo para ellos? ¿Y ellas qué?

Si algunas mujeres que se preparan en las facultades de Derecho y se convierten en jueces o magistradas, no conciben el derecho a abortar o no atienden con diligencia a una mujer golpeada, ¿qué podemos esperar de aquella multitud femenina que no ha entrado a un claustro educativo y nunca ha oído hablar de derechos humanos? Médicas, ingenieras, periodistas, obreras, profesoras o amas de casa, continuan atropellando los propios derechos que tienen las mujeres como personas.

Reflexionar sobre la situación de las mujeres es el primer paso para hacer conciencia de que ellas son las primeras que tienen que romper con viejas y falsas ideas que han hecho creer que las mujeres son inferiores, vulnerables y obedientes. Atreverse al cambio es el desafío que hay que asumir todos los días.

* Si quieres ver el video enlaza con: http://www.abc.es/internacional/20140529/abci-ninas-obligadas-casarse-201405291658.html

viernes, 8 de agosto de 2014

Vacunas contra la infidelidad

Si bien la infidelidad es el pan de cada día entre algunas parejas, no deja de ser un golpe terrible a la confianza y lealtad que se espera de con quien compartimos una relación, un compromiso. Los cuernos representan una de las primeras causas de separaciones y divorcios en todo el mundo.

Los terapeutas de pareja aconsejan manejar las cosas de manera prudente cuando uno de los dos se siente traicionado por su media naranja; no es bueno tomar decisiones con la cabeza caliente y el corazón destrozado, porque más adelante, alguno podría arrepentirse. El dolor y la rabia te confunden y forman un nudo junto con el reproche y la auto culpa; surgen preguntas en tu cabeza estilo “¿por qué me fue infiel?” o “¿será que lo empujé a ponerme los cuernos”?

¿Realmente es cierto que existan vacunas para atacar el la infidelidad? Al menos eso lo dicen expertos como José Manuel González, en su libro Disfrutando el matrimonio (2014), quien propone once consejos que nos vacunarían contra la traición amorosa. Según el autor colombiano esas vacunas son:

1.       Invierta tiempo en actividades divertidas con su pareja

2.       No deje de ser romántico

3.       Frecuentemente sorprenda a su pareja

4.       Involucre a su pareja en el embarazo

5.       Dé importancia a los momentos de cambio

6.       El amor debe expresarse adecuadamente

7.       Los problemas deben afrontarse y no dejarlos crecer

8.       Investiguen juntos sobre el éxito conyugal

9.       Denle importancia a la vida sexual

10.    Apoya a tu pareja en los momentos difíciles

11.   Dediquen tiempo a cuidar su figura y presentación personal

Algunos idealistas afirman que el antídoto para la infidelidad es ser atento y detallista con la pareja para evitar que sus ojos se desvíen para otro lado que no sea el frente. Otros, más realistas aseguran que la pareja no será infiel si siempre estás ahí a su lado, en las buenas y en las malas. En fin, cada uno opina de acuerdo a sus expectativas y experiencias.

Lo único cierto es que el que quiere ponerle los cuernos a su pareja, lo hará porque es un humano con debilidades y defectos. Asumir que el compromiso de vida de dos personas que se aman es responsabilidad de los dos, es empezar a armarse no solo contra la infidelidad sino también contra otras heridas iguales o más dolorosas. El trabajo es de los dos.

viernes, 1 de agosto de 2014

Nueva Política Pública

Hace pocos días se publicó la actualización de la Política Nacional de Sexualidad, Derechos Sexuales y Derechos Reproductivos, diseñada por el Ministerio de Salud y Protección Social y Profamilia, con la participación de UNFPA (Fondo de Población de Naciones Unidas) y la OIM ( Organización Internacional para las Migraciones). 

La importancia de este documento es que se reconceptualiza la sexualidad desde la diversidad, el placer, el respeto y el bienestar, tal como se planteó en la Carta de los Derechos Sexuales promulgada en la Asamblea General de la Asociación Mundial de Sexología (WAS, 1999) en Hong Kong, China.

Revisar cuáles son los derechos sexuales puede parecer lejano para muchas personas y les resultará incluso un tema que no les preocupa. Pero en el día a día de todos y todas, ocurren discriminaciones y flagrantes violaciones a esos derechos, que terminan descono
ciendo o limitando los derechos humanos.

Por esas razones es pertinente recordarlos todos los días para que podamos vivir y disfrutar una sexualidad sana y plena.

  • Tengo derecho a gozar de salud sexual mediante el reconocimiento de mis expresiones, sentimientos, pensamientos y diferentes maneras de expresar y vivir la sexualidad. El desarrollo pleno de mi sexualidad es esencial para mi bienestar personal y social.


  • Tengo derecho a la libertad sexual entendiéndola como la posibilidad de desarrollar todo el potencial sexual que tengo, sin que me coaccionen, exploten o abusen, por el hecho de ser diferente en mi orientación o identidad sexuales.


  • Tengo derecho a disfrutar de mi cuerpo con autonomía, seguridad y libertad, libre de torturas, mutilaciones o cualquier otro tipo de violencia. No tengo por qué ser sometido a matrimonio forzado, violaciones, esclavitud o trata de personas.


  • Tengo derecho a vivir mi intimidad como lo decida sin estar obligado a dar explicaciones sobre mi vida privada, ni sometido a chantajes o amenazas.


  • Tengo derecho al placer, a vivirlo, gozarlo y expresarlo, mediante la comunicación, el contacto corporal y el amor. Esto significa que el placer erótico no es el único que dimensiona mi sexualidad, puesto que también tengo emociones que no puedo reprimir ni permitir que me las prohíban.


  • Tengo derecho a asociarme libremente para expresar mi sexualidad. Esto incluye el poder enamorarme y casarme o no, crear una familia diferente a lo tradicional y establecer otros tipos de asociaciones sexuales responsables.


Recuerda que los derechos sexuales son derechos humanos universales que elevan la dignidad de hombres y mujeres.